Fue un destacado arquitecto y urbanista chileno del siglo XIX, conocido por su contribución al desarrollo de la infraestructura en Chile.
Desde temprana edad se desempeñó como ebanista, mostrando su habilidad durante los cursos nocturnos para artesanos dictados por el Instituto Nacional. Entró a estudiar en la Academia de Matemáticas, que formaba parte de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile. Allí se destacó como alumno brillante, especializándose en arquitectura y construcción.
Gracias a su talento y visión, se convirtió en director de Obras Públicas, participando en la planificación y construcción de edificios icónicos de Santiago y otras ciudades. Aunque no fue un académico de la universidad, su formación en la U. de Chile fue clave en su desarrollo profesional y en la modernización urbana del país.
Algunas de sus contribuciones más importantes incluyen:
También jugó un papel clave en la formación de arquitectos y constructores, influyendo en la modernización de la enseñanza de la arquitectura y la ingeniería en Chile.